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FRASES AUTORREFERENTES

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20.950 Tenía yo una contesta
preparada sin soflama
y aparece aquí una dama
aguándome a mí la fiesta,
no lo tome por protesta
ni de forma chabacana.
¡Bienvenida!, doña Ana,
a este lugar de paz,
todo lo escrito es veraz
aunque abunden las macanas.

Usando la voz «gauchesca»
en su escrito de arribada
entiendo que está ilustrada
de esta contienda burlesca
y, aunque así no lo parezca,
se encuentra entre aficionados
que brindan de muchos lados
su feliz advenimiento,
ponga usted ordenamiento
en este desaguisado.

Por sentirme caballero
me centré yo en el saludo
a esta dama que no dudo
sabrá campar por sus fueros,
mas después de lo primero
le sigue de atrás segundo
y al «ciudadano del mundo»
le remito yo un consejo:
el «Nono» sabe por viejo
no lo ponga furibundo.

Lo que escribió anteriormente
de días de la semana
no es difícil ni es mundana
y, le digo algo evidente,
lo tendré de omnisapiente
si en lugar de hablar de días
emplea las energías
para evitar desengaño
y de los meses del año
hace usted una elegía.

Y a mi amigo el señor «Nono»,
recargue muy bien las pilas
se me tome un té de tila
para quitar el encono,
de la ira haga abandono,
no merece una perreta
que porque alguien se meta
a dudar de su eficacia
le suceda una desgracia
y lo deje en la cuneta.

Yo creo que ya dediqué
unas palabras a todos,
me estoy poniendo beodo
de letras, fíjese usted,
¡hip!, para seguir tomaré
otras copas de vocales
¿veinte mil serán reales?
¡sirva otra de consonantes!
novecientas embriagantes,
con cincuenta, ¡hip!, ¿le vale?
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España)
2006
22.320 Aquí saludo a la dama
que ha engalanado esta sala,
que con sus mejores galas
hoy la recibe y la aclama.
¡Bienvenida sea Ana!
a esta sencilla reunión.
Ya no faltará ocasión
de que décimas crucemos
y que con rimas brindemos,
¡lo digo de corazón!

Van mis saludos Roberto
y ya le contesto a usted
poco por lo que se ve
pero algo realmente cierto:
Los meses tienen su entuerto:
treinta días trae noviembre
con abril, junio y setiembre,
de veintiocho sólo hay uno,
los demás de treinta y uno,
y así será para siempre.


¿Qué tal?, ¿qué le pareció?
diga, ¿no voy mejorando?,
poco a poco progresando,
eso es lo que creo yo.
Aunque el «Nono» me retó
(a quien saludo al pasar)
y sin querer molestar
para que vea que yo avanzo
y no crea que soy «ganso»
esto es lo que pude armar:

«Yo me pensaba casar
pero tuve un gran disgusto
porque mujer a mi gusto
jamás la pude encontrar.
Y volviéndolo a pensar
con cualquiera no me caso
porque si yo mal me enlazo
he de sufrir mil horrores
por lo que pienso señores
es mejor que no me case.

Si es gorda es una ballena
que infunde mucho respeto
si es flaca es un esqueleto
que da compasión y pena.
Si es de cara morena
es un rostro mal lavado,
si es blanco lo es pintado
con perfecta calidad,
a lo que decir verdad
no me gusta ser casado.

Si es alta es una escalera
y si es baja es un paquete
que en el bolsillo se mete
y se lleva donde quiera.
Si es bonita y hechicera
la he de celar sin motivos,
si es fea es un vomitivo
que no lo podré pasar
y volviéndolo a pensar:
¡SOLTERITO QUÉ BIEN VIVO!»


La tarea yo he cumplido,
ahora me voy satisfecho
por mi trabajo ya hecho
y sumamente agradecido.
Dejo a quienes han venido
a esta amena reunión
yo sin hacer papelón
y ya casi de repente
veintidós, trescientos veinte
quedan para la ocasión.
«El payador perseguido»
(ciudadano del mundo)
23.100 Saludo a la payadora
que se ha unido a la reunión
y que dada la ocasión
digo que es buena cantora.
Aunque permita señora
ya que mi duda es gigante
esta pregunta urticante:
¿Marta Suint, usted no será;
o Liliana Salvat, quizás,
camuflada de A. B. i Zantes?


Para Roberto mi abrazo,
en él va todo mi afecto,
y también mi mano aprieto
al perseguido, de paso.
Y vea caballerazo,
lo que voy a comentar
y sin querer molestar
¡lo de los meses fue horrible!
y no quiero ser terrible
de lo «que armó» voy a hablar:

¡Otra vez importunó!
¿a quien pretende engañar?
¡Eso es canto popular
vea, se lo digo yo!
Usted, ¿qué es lo que creyó?
Mentir no será sencillo,
no quiera hacerse el vivillo
sino antes de su parca
quedará con una marca,
de zopenco en el orillo.


Y ahora los voy dejando,
pues de tiempo yo ando escaso,
y no es que me vaya al mazo
sino me están apurando.
Pero aquí les van quedando,
para que se entretengan,
y ocupados se mantengan
antes que llegue mi tren,
dejo veintitrés mil cien
y más los otros que vengan.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»

(Argentina).
2006
24.090 He quedado sin palabras
por este recibimiento,
estoy loca de contento
que mi mente descalabra
porque en este abracadabra
tanto el «Nono» y Don Roberto,
y el «perseguido», por cierto,
me han acogido, ¡salut!
Retribuyo el benvingut
con mi corazón abierto.

He notado algunos roces
entre ciertos payadores,
que defienden sus labores
como los lobos feroces,
déjenme que yo retoce
cual roja Caperucita
y mi presencia permita
crear un clima de sosiego
aunque a veces, no lo niego,
actúe yo de abuelita.

Lo que pasa es que en los cuentos
recreados por catalanes
se alteran mucho los planes
mejorando el rendimiento,
se produce abundamiento
de personajes en una.
Yo no hice de lobuna
por pura casualidad,
ya que dispongo fealdad
desde que estaba en la cuna.

Aunque estética requiera
soy fea, mas no de infarto,
pero ya en el mismo parto:
«no es niña lo que tuviera,
ha tenido una soltera»
espetó el ginecológico,
no me resulta muy lógico
pues sin ser Schiffer ni Masa
yo sí que salgo de casa
y no vivo en un zoológico.

Ya saben un poco más
de esta mujer catalana
que por nombre tiene Ana,
Bol i Zantes por detrás,
no quisiera oír chischás
en esta tertulia grata,
si no se gana, se empata,
y si se pierde ¿qué hay?
veinticuatro mil ¡jajay!
y noventa de posdata.
Ana Bol i Zantes,
(Girona, España)
2006
25.899 Invoqué yo que un gentío
aquí pudiera reunirse.
¿Es posible desdecirse?
No por rehusar desafío
pues se convierte esto en lío
que con idas y venidas
no pueden ser preteridas
todas aquellas cuestiones
que escriben los que componen
esta pandilla nutrida.

Que si saludos primero,
que si los meses del año,
que si lo escrito es engaño,
que si no vivo me muero,
que si el «payador» cuentero,
que si Ana escribe aquí,
que si no es la Marta Suint,
que si tal o que si cual.
Yo contesto en general
o llego solo a cien mil.

Pero tal descortesía
de ignorar a quien te escribe
alguna frase proclive,
parecerá alevosía
y es que usando la poesía,
el «payador» con acierto,
Ana y el Nono ya expertos
y Roberto aquí presente
se comportan diligentes
para arribar a buen puerto.

Aunque alguna muy tozuda
en su ignorancia se pierde,
el diccionario no muerde.
Ante la mínima duda
a esta magna obra acuda,
no está de más que recurra
por dejar de ser cazurra.
Yo le aseguro provecho,
pasará del dicho al hecho
y a ser mujer y no burra.

No quiero que vean en esto
rejos de ser yo un machista,
hombres hay que engrosan listas
de ignorantes manifiestos.
No doy nada por supuesto,
aunque parezca inconexo,
pues prescindiendo del sexo
el saber más no hace daño
y evitará ser rebaño
o vivir cual genuflexo.

Quiero centrar yo la cosa
al arribo de doña Ana,
da igual con zamba o sardana,
ya sea verseando o en prosa
por seguir puja animosa
quizá llegó ya el momento
de generar reglamento
que ordene la intervención
y nos evite un montón
de trabajo arrobamiento.

No sé si es contra natura
organizarse en la red
o chocar con la pared
pretender que haya mesura
mas para esta singladura
habiendo tantos grumetes
se puede ir al garete,
no lo digo de holgazán.
¿No existe aquí un capitán
que haga honor a su birrete?

Un turno podría fijarse
para dar a uno por vez
dos días, o quizás tres
en responder sin pasarse,
a esto habría que amoldarse
y quien así no lo hiciera
perdería de esa manera
su ocasión de responder
para así la vez tener
quien a éste le siguiera.

No soy quien para erigirme
en señor ordenador
entiendo que es un picor
que tengo yo de exigirme
porque los versos que firme
resulten así adecuados,
los tengo por avisados.
Un dos, un cinco y un ocho
a nueve y nueve lo abrocho,
por hoy yo ya he acabado.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España)
2006
26.715 Se me pide que intervenga
para expresar mi opinión.
No quiero dar un sermón,
ni tan siquiera una arenga,
(si se me traba la «luenga»
siempre que leo en voz alta),
creo que a la vista salta
que me limito a contar
las letras de este cantar,
¡y sin poner una falta!

Aquí puede entrar cualquiera,
si respeta a los demás,
no hace falta ser un as,
ni tampoco una lumbrera,
para hablar de esta manera
y engrosar este poemario.
Dio Roberto un comentario,
¡y se expresó con acierto!,
para evitar desconcierto
dar un turno es necesario.

Por eso a partir de ahora
el que quiera intervenir,
poco antes de escribir,
tendrá que «pedir la hora».
Se introduce esta mejora
para tratar de evitar
que dos vates a la par
remitan aquí sus versos
por mecanismos diversos
y que no se pueda optar.

Y después de este consejo
cedo el turno a los poetas
¡que envíen ya sus cuartetas!
Para acabar el festejo
les digo que letras dejo
veintiséis mil setecientas,
más quince que dio la imprenta.
Si ve la cifra correcta
su confianza es perfecta
y si no... ¡haga las cuentas!
Juegos de palabras
2006
27.900 Yo estoy payando aquí
con muy buena compañía
y con profunda alegría
digo que yo no volví
dado que nunca me fui
pues no me gusta estar solo
porque al hacerlo me embolo
y al estar acompañado
compongo algo complicado
que yo le dedico a Lolo:

«Ayer me he puesto a pensar
tan presto cual avestruz
que en el botón de la luz
puede armarse un lindo par.
Queriendo ejemplificar
encendido y apagado.
Bastante más me ha costado
armar de pares, mi lista
que a simple golpe de vista
le detallo con cuidado.


Las perillas de la radio:
volumen y sintonía.
Están la noche y el día
sin ser demasiado sabio.
Y les dejo, sin agravios,
la escasez y la abundancia,
el saber y la ignorancia,
están el rico y el pobre,
de cartas, papel y sobre,
y humildad con arrogancia.

Sigo con desgracia y suerte
y les digo prontamente
agua fría y muy caliente
también la vida y la muerte.
Y poniendo voz muy fuerte
la mentira y la verdad,
compañía y soledad,
también lo malo y lo bueno,
lo agitado y lo sereno
y hay otra gran cantidad».

Deseo fervientemente
que el Nono crea que es mío,
no he pretendido hacer lío,
¡lo digo sinceramente!
Yo voy a hablar finalmente
con total delicadeza
creo, con mucha certeza
y espero que Ana me crea
¡que no existe mujer fea,
tan solo es rara belleza!

Ahora hago una parada
me retiro un momentito
me voy cantando bajito
y emprendo mi retirada.
Dejando ahora esta payada
que queda en muy buenas manos
y por eso aquí proclamo
que veintisiete mil hay
mas novecientos y guay,
retirado no hay reclamos.
«El payador perseguido»
(ciudadano del mundo)
29.080 Con mis décimas señores
me arrimo aquí nuevamente,
juntito a esta linda gente,
y sin querer tirar con flores,
¡son muy buenos payadores!,
yo lo afirmo en esta mesa.
Y le digo con simpleza
al payador perseguido
vaya afinando el oído
para escuchar lo que empieza.

Obra suya es, sin dudar,
¡una sarta de incoherencias!
diga que tengo paciencia
sino lo «mando a pasear».
Mas no me quiero ofuscar
pues yo soy hombre mayor
que pretende ser cantor
y vea que es lo que pienso
debe ser así de intenso
lo que cante un payador:

«La luz que me ha iluminado
desde que tengo la vida,
la que curó mis heridas
y que tanto me ha ayudado.
Cuando estuve complicado
ella siempre estuvo ahí
y cuando yo me «perdí»
ella ha sido una gran guía
mi ayuda y mi compañía
en todo lo que viví.

La que bien me aconsejó
cuando más necesité
a quien siempre yo encontré
cuando algo grave pasó.
Quién a mi todo me dio
hasta un cariño «feroz»
yo le digo a viva voz
y con todos mis sentidos
que es mi madre, perseguido,
¡un pedacito de Dios!.»

¡A esto le llamo payar!
No... no haga caso de un viejo
que pretende dar consejos
y que no es quién para dar.
Mas quiere manifestar
que muy bien impresionó
cuando de fealdad habló
y debe considerarlo
yo quiero felicitarlo
por lo bien que se expresó.

Roberto tiene razón
se mezclan mucho las cosas
ya que esto es verso y no prosa
y no es fácil la cuestión.
Y poniendo el corazón
armado de gran coraje
yo saco de mi equipaje
aquí están, hagan las cuentas,
veintinueve mil ochenta
y yo continúo mi viaje.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»

(Argentina).
2006

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